Con una extensión de 180.000 metros cuadrados y trece campos de fútbol, es el lugar habitual de trabajo no solo de primer equipo, sino también de todos los que componen las categorías inferiores del club. El equipo disputó la final con la equipación de la senyera y se logró la victoria con dos celebradísimos goles del matador Mario Alberto Kempes, logrando así que la Copa de 1979 se convirtiera en la quinta Copa para el club.